Guías de práctica clínica de enfermería

Diferencias y similitudes con las guías médicas


David Téllez
DUE UCI General
Hospital Universitari Vall d’Hebrón


Introducción

El traumatismo craneoencefálico (TCE) provoca la muerte a más de 50.000 personas al año en Estados Unidos y puede provocar secuelas a nivel cognitivo, funcional y/o conductual (Novack, 2000). Uno de los principales conceptos que surge de los estudios realizados, es que todo el daño neurológico que se produce en un TCE no ocurre en el momento inicial del impacto, sino que se va produciendo en las horas y días que lo siguen. Es más, cuando estos insultos tardíos o secundarios, que dan como resultado una disminución de la presión de perfusión cerebral (PPC) se previenen o tratan con una buena respuesta, se ha visto una mejora en el outcome de estos pacientes (Brain Trauma Foundation, 2007).

Generalmente, la severidad del TCE se categoriza mediante la Escala de Coma de Glasgow (GCS, Glasgow Coma Score en inglés). Datos recogidos por la Trauma Coma Data Bank establecen que un GCS de 3-8 identifica una lesión severa. Otros criterios para clasificar la lesión como severa incluyen la pérdida de conciencia durante más de 6 horas y amnesia postraumática de duración superior a 1 semana (Greenwald et al, 2003).


Evidencia científica

A nivel de la disciplina médica existen las Guías de Práctica Clínica publicadas por la Brain Trauma Foundation (Brain Trauma Foundation, 2007) las cuales proporcionan a dicha disciplina unos conocimientos científico-técnicos actualizados para ayudarles en el manejo de esta compleja patología. Pero, a nivel de la disciplina enfermera, ¿existe algún trabajo de investigación o guía de práctica clínica propio de esta disciplina que nos ayude a proporcionar cuidados de calidad y así contribuir a reducir la morbimortalidad de este tipo de enfermos? El personal de enfermería son frecuentemente los profesionales, dentro del equipo multidisciplinar, que presencian el impacto total del TCE y es por eso que deben tener los conocimientos y habilidades para poder incidir de una manera positiva en la recuperación y rehabilitación de este tipo de pacientes (AANN, 2009).

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